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Vida
de Iglesia
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¿Por qué
algunas iglesias crecen
y otras no?
Daniel Julio Rode
Los investigadores del crecimiento de iglesia admiten que es difícil explicar con certeza por qué algunas iglesias crecen y otras no. El crecimiento de iglesia es complejo, y no hay manera de reducir esa complejidad a una simple fórmula. Sin embargo, especialistas en el crecimiento de iglesia tales como Peter Wagner, Christian Schwarz y Ken Hemphil han estudiado este fenómeno en diferentes países y culturas y han desarrollado varios modelos que promueven iglesias saludables y crecientes. Un análisis de estos estudios y observaciones de campo indican que las iglesias crecientes y saludables manifiestan 10 características específicas.
1. Poseen un liderazgo entrenado y visionario
Las iglesias crecientes tienen líderes visionarios. Estos dirigentes son optimistas que “precipitan”, concentran y lideran todas las actividades de la iglesia hacia la visión de Dios para esa iglesia y aquello que realmente produce crecimiento. Generan entusiasmo. Son agentes de cambio que conocen las necesidades de la comunidad y de la iglesia y cómo atender esas necesidades usando los dones de los miembros de iglesia. Por esta razón estos dirigentes se transforman en líderes capacitadores. Los estudios de Schwarz muestran que los pastores de las iglesias crecientes reconocen el potencial de sus laicos. Esos pastores no necesitan ser superestrellas; basta con que sean gente que entrena a otra gente para el servicio.
Kirk Hadaway, un investigador y crítico de crecimiento de iglesias, sostiene: “No se requieren habilidades o dones inusuales para pastorear una iglesia creciente. Uno no necesita ser un orador dinámico o un maestro de la administración. Lo que es necesario es que uno debe estar comprometido a alcanzar a los perdidos y a preparar a los miembros. Además, un pastor debe tener visión. Las iglesias crecientes se diferencian por su carácter, el cual debe describirse como ‘vida’. A menudo todo lo que un pastor debe hacer para avivar la congregación es suplir una chispa y nutrir la llama”.
2. Desarrollan ministerios de acuerdo
con los dones a disposición
y evangelizan de acuerdo con las necesidades
El Espíritu Santo distribuye entre los miembros de iglesia una variedad de dones. El líder debe dedicarse “simplemente a ayudar a los miembros de la iglesia a descubrir y reconocer los dones que Dios les ha dado y a encontrar un servicio de acuerdo con esos dones. Cuando los creyentes viven en consonancia con sus dones espirituales, no actúan por su propia fuerza, sino que el Espíritu de Dios obra en ellos. De tal manera, cristianos ordinarios pueden dar un rendimiento extraordinario”.
Un estudio reveló que el 68 por ciento de los miembros de iglesias crecientes afirmó: “Las tareas que realizo en la iglesia están de acuerdo con mis dones”. En las iglesias estancadas, solamente el 9 por ciento concordó con esa declaración. El mismo estudio también mostró que en las iglesias crecientes los colaboradores voluntarios recibieron una preparación mejor que los de las iglesias que no crecen.
Charles Chaney, otro experto en crecimiento de iglesia, dice que siempre que ha ocurrido un crecimiento espontáneo de iglesia, bíblica e históricamente, la razón ha sido que los laicos fueron “movilizados y motivados a un ministerio espiritual”. Gottfried Oosterwal señala que uno de los factores básicos del desarrollo adventista en el ámbito mundial es la movilización de los laicos y la atención de las necesidades de la gente a la cual ellos sirven.
Robert Schuller ha empleado este principio por más de 35 años en la Catedral de Cristal del Condado de Orange, California implementando un programa de evangelización que se enfoca primordialmente en satisfacer las necesidades de la gente por medio de unos 150 ministerios. Schuller dice: “El secreto del crecimiento de iglesia está en encontrar una necesidad y suplirla”.
McGavran, precursor del movimiento de crecimiento de iglesia, decía que las iglesias crecientes suelen tener un 60 por ciento de miembros activos: 20 por ciento de ellos participan en la evangelización directa y 40 por ciento en tareas internas, pero enfocando el crecimiento.
3. Esparcen una espiritualidad contagiosa
El método de evangelización de Cristo es el “testimonio” contagioso (Mateo 24:14) y el “entusiasmo” en la predicación del evangelio fue una de las marcas distintivas de la iglesia primitiva (Hechos 4:13, 31; 13:46; 14:13; 19:8; 1 Tesalonicenses 2:2). Muchos grupos que siguen doctrinas erróneas obtienen un crecimiento alto básicamente por su entusiasmo al difundir sus ideas. “El entusiasmo con que se vive la fe... casi siempre es paralelo al entusiasmo por la propia iglesia”, lo cual produce crecimiento, dice Schwarz. Y agrega que el 76 por ciento de los miembros de las iglesias crecientes, expresó: “Estoy entusiasmado con mi iglesia”. En cambio, en las iglesias decrecientes, sólo el 33 por ciento dijo lo mismo.
4. Establecen prioridades en consonancia
con el orden bíblico
Las iglesias crecientes establecen sus prioridades de acuerdo con el orden bíblico: relación con Dios, relación con la iglesia del hogar y la iglesia en general, y el compromiso con la obra de la iglesia. En la tarea de la iglesia, la evangelización viene primero, y luego viene la obra social.
La razón básica de por qué las iglesias conservadoras crecen es la prioridad que le dan a la evangelización por sobre la obra social. Además, estas iglesias son más estrictas y serias con respecto a su feligresía. Al analizar el crecimiento de iglesia en los Estados Unidos desde 1776 a 1990, Roger Finke y Rodney Stark observaron que las iglesias dejaron de crecer cuando “rechazaron las doctrinas tradicionales y abandonaron sus demandas exigentes a sus seguidores”.
5. Adoptan estructuras funcionales
La estructura afecta el crecimiento de la iglesia. Los especialistas diferencian dos tipos de estructuras: la estructura funcional y la estructura tradicionalista. Schwarz observa: “Nuestra investigación logró demostrar fehacientemente que el fenómeno enfermizo del tradicionalismo...está en una relación marcadamente inversa tanto con el crecimiento como con la calidad de las iglesias” El 50 por ciento de los miembros de las iglesias decrecientes afirmó: “Considero a nuestra iglesia como tradicionalista”, pero en las iglesias crecientes sólo el 8 por ciento dijo lo mismo. Las tradiciones son positivas solamente cuando están basadas sobre los principios revelados por la palabra de Dios. Lo que perjudica a las iglesias no son las tradiciones basadas en la Biblia sino en el tradicionalismo que impide que la iglesia lleve a cabo los cambios necesarios para continuar creciendo.
Consideremos la iglesia apostólica. La necesidad de un mejor servicio a las viudas creó la necesidad de un cambio de estructura. El resultado fue que “crecía la palabra del Señor, y el número de discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7). Después de estudiar las iglesias más grandes del mundo, John Vaughan llegó a la conclusión de que “casi cada iglesia grande ha llegado a serlo porque tomó pasos valientes para reorganizarse a lo largo del camino de su crecimiento”.
6. Planifican servicios de adoración inspiradores
Los estudios de Schwarz han mostrado que las iglesias crecientes celebran un “culto inspirador”. “La respuesta a la pregunta de si el culto ha significado una ‘experiencia inspiradora’ es directamente proporcional a su calidad y crecimiento cuantitativo”. En las iglesias crecientes, el 80 por ciento de sus miembros dijeron que el culto en sus iglesias había sido una experiencia inspiradora; pero en las iglesias decrecientes, sólo el 49 por ciento dijo lo mismo.
7. Desarrollan un programa
de células integrales
Si existe un punto que sobresale sobre los demás como el más importante de todos en cuanto al crecimiento de las iglesias, es el principio de multiplicación de las células. Schwarz ha demostrado que cuanto más grande es una iglesia, más necesaria se hace la implementación del principio de grupos celulares. En las iglesias crecientes, el 78 por ciento de los miembros expresaron: “En nuestra iglesia se fomenta conscientemente la multiplicación de los grupos celulares desde la división”, mientras que en las iglesias decrecientes sólo un 6 por ciento afirmó lo mismo. El mayor milagro del día de Pentecostés no fue el bautismo de los 3.000, sino que los nuevos creyentes “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión los unos con los otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Una de las razones de su perseverancia fue el establecimiento de “iglesias en los hogares”. Este estilo de iglesia fue decisivo para sobrevivir en tiempos difíciles. “Durante los tiempos de persecución, florece el concepto de un pequeño grupo del hogar y la iglesia crece espiritual y numéricamente”. Elena White dice: “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentado por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros”.
8. Son amigables
El compañerismo es el factor número uno del crecimiento adventista. Su ausencia es causa de apostasía y su presencia produce el retorno normal de los que se alejaron. Algunos estudios en iglesias adventistas hispanas crecientes del sur de California revelaron que la motivación para la apertura de una nueva iglesia o de un ministerio es el espíritu amistoso y el nivel espiritual de los miembros fundadores. El espíritu amistoso fue como un imán para traer y retener a los nuevos miembros. Win Arn sugiere que los nuevos miembros debieran encontrar por lo menos siete nuevos amigos en la iglesia durante los primeros seis meses. El 80 por ciento de las apostasías ocurren durante el primer año. Los nuevos miembros evalúan a sus nuevos amigos, el amor que ellos reciben y los grupos que dejaron fuera de la iglesia. Estos factores son importantes en sus decisiones de permanecer o irse de la iglesia.
“Las iglesias que crecen poseen, en promedio, un ‘cociente de amor’ mensurablemente superior al que se encuentra en aquellas que están estancadas o decrecen”. Este “cociente de amor” genera gozo y buen humor. La risa entre los creyentes demuestra tener una relación significativa con la calidad de la iglesia y su crecimiento. En las iglesias crecientes, el 68 por ciento de los miembros testificó: “En nuestra iglesia nos reímos mucho”. En las iglesias decrecientes sólo el 33 por ciento opinó lo mismo.
9. Siguen una metodología eficaz
para hacer discípulos
La transformación de miembro a discípulo es un factor importante en las congregaciones que crecen. Cuanto más eficaz es el proceso de hacer discípulos, más sólido es el crecimiento de iglesia. No importa qué métodos se empleen en hacer discípulos; basta con que sean motivados por el amor y el servicio de crear nuevos ministerios e iglesias. “El método de evangelizar más efectivo que hay debajo del cielo es el de establecer nuevas iglesias”.
10. Reconocen el valor
de los diversos grupos humanos
“A la gente le gusta abrazar el cristianismo sin tener que cruzar barreras raciales, lingüísticas o de clases”. “Las iglesias alrededor del mundo y a través de la historia han crecido básicamente entre la gente de una misma clase, al mismo tiempo, y nos indican que seguirán creciendo de esta forma hasta que el Señor regrese”.
Las iglesias crecientes se componen mayormente de un grupo homogéneo o valoran a todos los grupos que las componen. La iglesia primitiva tuvo gran éxito en este aspecto; su misión abarcaba a todos los grupos étnicos de la tierra (Mateo 28:18-20; Hechos 2,10,15). Para el cristianismo primitivo, el reconocimiento de que todos los grupos humanos tienen valor era crucial. “Puede considerarse como un axioma que dondequiera se piense que llegar a ser cristiano es una decisión racial antes que una decisión religiosa, en ese lugar el crecimiento de la iglesia será excesivamente bajo. Al enfrentar la iglesia la evangelización del mundo, tal vez su mayor problema es cómo presentar a Cristo de tal manera que los no creyentes puedan realmente seguirlo a él sin abandonar traicioneramente a su propia gente”. El sostener este principio no significa de ninguna forma sostener el racismo. Para los cristianos llenos del Espíritu, la clave no es si se tienen iglesias homogéneas o heterogéneas, sino si se tiene un crecimiento de iglesia que fomenta una misión con un propósito determinado, un compañerismo amistoso y una evangelización con un programa de nutrimento espiritual sostenido.
Conclusión
Las iglesias que realmente anhelan crecer no deben permitirse prescindir de ninguna de las características mencionadas. No hay ningún factor único, individual, que conduzca al crecimiento de la feligresía, sino que éste se debe a la acción conjunta de varios factores.
Por otra parte, las iglesias crecientes saben que el verdadero crecimiento sólo lo produce Dios (1 Corintios 3:6). Como el crecimiento de una planta, seguirá siendo una obra sobrenatural. El ejército y la fuerza humanos tienen su lugar, pero el factor decisivo seguirá siendo la misteriosa y poderosa obra del Espíritu Santo. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).
Daniel J. Rode (Doctor en Misiología, Fuller Theological Seminary) enseña homilética y crecimiento de iglesia en la Universidad Adventista del Plata. Su dirección es: Jorge Lust 459; 3103 Libertador San Martín; Entre Ríos; Argentina. E-mail: factlsa@uapar.edu
Notas y referencias
1. C. Peter Wagner: Your Church Can Grow (Ventura, Calif.: Regal, 1984).
2. Schwarz, Christian: Las 8 características básicas de una iglesia saludable (Terrasa, Barcelona: Clie, 1996), p. 22, 23.
3. C. Kirk Hadaway: Church Growth Principles (Nashville, Tenn.: Broadman, 1991), p. 92.
4. Schwarz, p. 24.
5. Id., p. 25.
6. Charles L. Chaney: Church Planting at the End of the 20th Century (Wheaton, Ill.: Tyndale House Publishers, 1982), p. 81.
7. Gottfried Oosterwal, La Iglesia Adventista del Séptimo Día en el mundo contemporáneo (Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina: SALT, 1981), p. 7.
8. En Roger Dudley y Des Cummings, Adventures in Church Growth (Washington, D.C.: Review and Herald, 1983), p. 80.
9. En Daniel Julio Rode: Características de una iglesia saludable (Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina: Imprenta de la Universidad Adventista del Plata, 1999), p. 56.
10. Schwarz, p. 27.
11. Wagner: Your Church Can Grow, p. 87.
12. Dean M. Kelly: Why Conservative Churches Are Growing (Macon, Georgia: Mercer University Press, 1986), p. 22.
13. Kenneth Hemphill: El modelo de Antioquía: Ocho características de una iglesia afectiva (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1996), p. 201.
14. Schwarz, p. 28.
15. Ibid.
16. John N. Vaughan: The World’s Twenty Largest Churches (Grand Rapids, Mich.: Baker, 1984), p. 29.
17. Schwarz: pp. 31-37.
18. Id., pp. 32, 33.
19. Kurt W. Johnson: Grupos pequeños para el tiempo del fin (Florida, Buenos Aires: ACES, 1999), p. 45.
20. Ellen G. White: Testimonies for the Church, (Mountain View, Calif.: Pacific Press Publishing Association, 1948), vol. 7, pp. 21, 22.
21. Oosterwal, p. 20.
22. Daniel Julio Rode: Los siete signos vitales de crecimiento de Wagner en seis iglesias adventistas hispanas del sur de California (Pasadena, Calif.: Fuller Theological Seminary, 1994), p. 235.
23. Win Arn: The Church Growth Ratio Book (Monrovia, Calif.: Church Growth Inc., 1990), pp. 23, 24.
24. Schwarz: p. 36.
25. Schwarz: pp. 36, 37.
26. C. Peter Wagner: Church Planting for a Greater Harvest (Ventura, Calif.: Regal Books, 1990), p. 11.
27. Donald A. McGavran: Understanding Church Growth, ed. by C. Peter Wagner (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1990), p. 163.
28. Wagner, C. Peter: Your Church Can Be Healthy (Nashville, TN: Abingdon, 1979), p. 56.
29. McGavran, p. 155.
30. Schwarz, pp. 38, 39.
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